Álvaro Riva
Rey*
Finalmente llegó el día y reabrió sus puertas el
Museo Histórico de Florida.
Lo hizo en un marco de alegría colectiva, pues había
mucha gente que había apostado por el museo y trabajado duro para ello.
Lo hizo con un homenaje a Víctor Félix Taranto, el
intendente que le lo fundó en 1942 y luego de un período de ostracismo, en el
que su acervo permaneció encerrado, archivado y juntando polvo.
Y lo hizo con modestia y dignidad, en un abigarrado
acto en el que, además de las formalidades propias y del caso, hubo
afectividad.
Quedó demostrado, luego de tanto esfuerzo, que el
museo es, además de una necesidad cultural, un sentimiento.
LA OBRA DE
TODOS
La tarea se inició tiempo atrás, cuando arrendamos
la casa y propusimos la creación del cargo de director.
Había necesidad de recuperar el acervo, volver a
hacer los inventarios, saber qué teníamos y de qué hablábamos cuando hablábamos
de colecciones museísticas.
Empezamos por la maqueta de la Batalla de Sarandí,
que la recuperó Mario Coppetti, hicimos un convenio con la Fábrica de Cultura
de Cerro Colorado, que diseñó los exhibidores y los construyó,
recogimos los materiales que nos cedió Juan Mazza y
Mario Chenlo, de una investigación en la que se logró establecer qué tenía el
museo y qué había dejado de tener.
Más negligencia que saqueo había ido generando un
progresivo abandono, una pérdida del interés y, lógicamente, la razón de ser.
INSTITUCIONES
CON PRESTIGIO
En oportunidad de discutirse la posibilidad de que
Florida pudiera ser sede para una regional de la UDELAR, se solicitó hacer un
relevamiento de las instituciones culturales de la región.
Florida tenía un notorio rezago. Un teatro –que no
es poco y está bien-, una biblioteca –con servicio nulo por falta de renovación
de libros- y un Centro Cultural que cuando llegamos a la administración era más
un concepto que un Centro Cultural ya que estaba vacío.
Hoy, poco tiempo después, henos iniciado un museo de
artes visuales con cursos de plástica y fotografía, hemos iniciado la
recuperación de la biblioteca que ya tiene una sala nueva de lectura y para
conferencias y exposiciones, hemos instalado la Comisión de Patrimonio, hemos
invertido en el teatro 25 de Agosto, hemos creado dos núcleos sinfónicos y una
orquesta infantil y juvenil y hemos recuperado un museo.
Demasiado en tan poco tiempo.
UNA MARCA EN
LA PARED
Ahora, que las instituciones están allí y sus
espacios han sido creados, Florida necesita que se hagan prestigiosas, que sean
instituciones serias, que puedan acrecentar los respectivos acervos (el
pictórico por un lado, el histórico y patrimonial por el otro). Es decir, el
trabajo no culmina con estas inauguraciones, en realidad con ellas comienza.
El día que recibimos a la familia Taranto para
homenajear a Don Víctor descubriendo un placa con su nombre en la pared
trazamos una cota, marcamos un mínimo posible: nada por debajo de lo que
nuestros mayores nos legaron. Esa es la consigna.
Crecer, apostar a más, poner la fuerza institucional
al servicio de etas causas culturales, para poder decir que tenemos
instituciones, pero que no son sólo numerativas, que están vivas, que sirven a
la gente y que tienen un papel social para jugar.
RECIÉN
COMIENZA
La reapertura del museo ha sido un paso más en este
plan de recuperación de acervos, en este proyecto de fortalecimiento de
instituciones culturales, de búsqueda de nuestras raíces y nuestra identidad.
Por eso podemos sentirnos satisfechos, pero no tanto
como para dormirnos en los laureles. Eso compartimos con Carlos Pérez D’Auria
(el director) y la maestra María Jesús Roja (su única funcionaria) que pusieron
manos a la obra tiempo atrás y que lo hacen con más esfuerzo ahora, en el
tiempo de captar públicos o audiencias.
*Director de
Cultura.
(Publicado en
El Heraldo el 28/08/13)
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