Álvaro Riva Rey*
03/06/2015 - Poco antes de asumir la primera
administración Carlos Enciso referí a las “industrias culturales” desatando una
fugaz polémica respecto al contenido de esta afirmación que, poco a poco y
lentamente ha ido cobrando vigencia e interés.
Hablar de industrias culturales o
industrias creativas (como prefieren decir aquellos a los que las industrias
culturales generan cierto escozor) es mucho más frecuente, mencionarlas como
fuentes de empleo y generación de riqueza es algo cotidiano y evaluar su peso
en la economía se transforma en algo serio.
El gobierno central ha elaborado la primera
“cuenta satélite” para medir el producto bruto cultural y ya son varios los
estudios que se acumulan en nuestro país con el fin de medir la forme en que
incide la cuestión cultural en el empleo y la creatividad.
EL
PIB CULTURAL
En un estudio realizado por varios
investigadores en 2002, sobre datos de 2000, titulado “La cultura es capital”,
se exhibían ya datos de interés: el 4,4% del gasto de los uruguayos se
destinaba a la cultura, lo que representaba la nada insignificante cifra U$S
654,8 millones, lo que a su vez representaba el 2,8% del PIB.
Hablamos de audiovisual, diseño,
telecomunicaciones, Internet, diseño, actividad editorial, espectáculos
musicales, artes escénicas, artes visuales, artesanías, museos, fiestas
tradicionales, el turismo cultural o los acervos patrimoniales…
Si midiéramos los productos culturales que
hoy se empiezan a consumir a través de las “telco” (compañías de
telecomunicaciones) nos sorprendería cómo crece el consumo de productos
culturales hoy día.
EL
MAPEO IMPRESCINDIBLE
En los cinco años que han pasado desde
aquel comentario al paso sobre “industrias culturales” hasta hoy muchas cosas
ocurrieron y la mayoría de ellas a favor de esta idea: la cultura no puede ser
entendida sólo como una ganancia espiritual, sino como un tangible material
capaz de generar riqueza y oportunidades.
Hemos trabajado cinco años con la idea de
construir una “institucionalidad cultural” sólida. Un ambiente cultural no se
crea de un día para otro, es un proceso y como tal, requiere tenacidad y
empaño.
¿Qué es lo que tendría que ocurrir de aquí
en más? Deberíamos afinar el lápiz y empezar a sacar cuentas.
Hacer un mapeo para saber dónde está qué
cosa, que ha pasado con las fiestas culturales que nacen, crecen, se apagan,
vegetan o mueren, entender cómo la identidad cultural de los pueblos necesita
un soporte económico, qué rol juegan las organizaciones no gubernamentales,
cuántos artistas, de qué géneros…
EL
SEGUNDO LUSTRO
La cultura tiene incidencia en el turismo,
en la economía, en la sociedad… Hay factores múltiples que inciden en el éxito
o el fracaso de los emprendimientos culturales que se desarrollan en el
departamento y detectarlos podría ayudarnos a generar los recursos y medios que
hacen falta para un desarrollo mayor.
Hemos avanzando bien los últimos cinco
años, en algunas áreas con mayor éxito que en otras, por lo que hace falta
planificar los próximos cinco.
Toque a quien toque, la administración
Enciso debería dar el salto cualitativo que hace falta y transformar la cultura
en una herramienta para el desarrollo.
Cultura sustentable y para con visión de
desarrollo es lo que hace falta. Porque como en cualquier otra área, la cultura
tiene que ser una fuente de oportunidades para el crecimiento personal y
colectivo, sea espiritual o económico.
Ese es uno de los desafíos, uno más.
*Periodista,
director de El Heraldo y director de Cultura.