Álvaro Riva Rey*
22/07/2015 - Vivimos tiempos de la cultura del
espectáculo. Algunos lo han advertido como un problema, otros como un cambio
cultural, para otros es un retroceso y para otros sólo un cambio social al que
hay que acostumbrarse.
La necesidad de los espectadores no siempre
se relaciona con la necesidad de recibir información y esto lleva a una
confusión: creer que todo lo que se informa es noticia cuando en realidad gran
parte es sólo show.
Florida no está fuera de este fenómeno
cultural y la novedad ya no es novedosa.
En estos días he sido objeto de una
avanzadilla belicosa por parte de un grupo que, más o menos siempre o a veces
se ocupa de mí, procurando causar daño, generar una imagen conveniente para sus
intereses, es decir, negativa para los míos… en fin, aportando al show-business
político/mediático.
LA
VERDAD ES LO DE MENOS
No es cuestión de verdad o mentira. No
importa. Lo que importa es que haya alguien que se preste a lanzar el denuesto,
la descalificación. La indignidad paga.
No sería de extrañar que el fenómeno se
agrave en el futuro como ocurre en los medios argentinos, y que algún día
tengamos algún mediático a sueldo (por una recarga de celular, seguramente) dispuesto
a soltar cualquier exabrupto contra alguien, siempre que genere audiencia y,
por ende, beneficios económicos.
Ya hay, a la vista está, miembros del foro,
periodistas y políticos que lo hacen de puro voluntariosos.
¿Es bueno? ¿Es malo? Es así y punto. La
gente busca entretenimiento y como ejemplo vean lo que ha ocurrido con Zulma
Lobato, Guido Suller o Jacobo Winograd (y apunto a Argentina para no ofender a
nadie cerca).
Hay que acostumbrarse y decidir: ¿entramos
en el juego o nos mantenemos fuera? Formar parte de este show no ayudará a develar
o no la verdad, sino a alimentar el mismo show.
LOS
HOMBRES PÚBLICOS
Hay diferencia entre los ciudadanos que se
dedican a la actividad privada y a la pública. Éstos últimos deben estar bajo
el escrutinio ciudadano: su comportamiento es (debe ser) interés de la gente
que los vota o los elige porque involucra los intereses colectivos.
Si defendí este principio desde el
periodismo no podría hacer lo contrario desde la política.
Las denuncias que contra mí se han hecho no
tienen sustento en la vida real. No tienen relación con “la verdad”
periodística.
Debo decirlo porque el que calla otorga y
así han coincidido muchas de las personas que me rodean y me apoyan, por
razones familiares o de amistad, profesionales o políticas.
No todos los apoyos son iguales: los hay de
oportunidad. No me apoyan por quién soy o por lo que hago, sino por dónde
estoy. Hay otros, y son fundamentales, por los cuales sí debo responder.
LA
GENTE QUE ME QUIERE
Para ellos escribo estas líneas, porque a
ellos me debo por sobre todas las cosas. Muchos me han escrito, llamado, dicho
o abrazado en estos días, trasmitiéndome un ¡arriba! o un ¡adelante!
En todo lo que se ha dicho no siempre existe
el modelo tradicional de “ética periodística”, detrás discurre el mismo hilo
conductor de siempre: corre la diatriba, se arma el show mediático y al final
aparece un grupo político frenteamplista Riva-dependiente, que entiende la
política hasta y desde Riva.
No me prestaré una vez más a la farsa,
tiempo al tiempo. Sin embargo ha llegado el momento del hablar serenamente del
asunto y para ello ya hablaré con periodistas para concertar una entrevista.
Mientras tanto no cejaré en mi empeño por
una Florida mejor, no dejaré de trabajar por la cultura, el deporte, el turismo
y la juventud como se me ha encargado y me he comprometido, ni menguará mi
lealtad hacia Carlos Enciso y Macarena Rubio, mis compañeros, jefes directos y
referentes. A ellos, a mis compañeros de equipo y a ustedes me debo.
Si algo he aprendido en estos tiempos es
que el tiempo pone las cosas en su sitio, que la gente no es estúpida, que al
final vota y apoya lo que entiende mejor para todos y que también pone en su
lugar a los que merecen quedar fuera, es decir, a los Zuller, Lobato y Winograd
de la política floridense.
Descuiden, nada nos desviará del propósito
y el sentido. Menos ahora, después de tantas que he pasado, y mucho menos ellos.
*Periodista,
director de Cultura.