14/02/2016 – No es Tommy, ni es The Who, ni es rock and
roll. La ópera murguera “Un día de Julio” que presentó en el teatro de verano
de Florida Agarrate Catalina es, no obstante, una obra mayor que excede los
límites conocidos a la murga uruguaya.
Un hombre llega a los 48 años sin salir de su casa, célibe,
empecinado en no “vender el rico patrimonio al bajo precio de la necesidad” y
resistir al capitalismo desde una posición radical y casi fundamentalista.
JULIO “EL JEROPA”
Vive con su madre y destina su intelecto superior a resolver
problemas trascendentes o reparar viejos trastos, combatir el consumismo, la
exacerbación del crédito, la avalancha tecnológica y vivir aislado de una
sociedad que, sin embargo, no lo pierde de vista.
Agarrate Catalina ofrece, desde allí, un espectáculo visual
imponente. Por una gran pantalla desfilan conocidos periodistas y actores de la
farándula argentina y uruguaya, que van mostrando el perfil social de la
situación que crea Julio, este personaje que vive con su mamá, que repara
objetos viejos y que se resiste a vivir en sociedad bajo el sistema
capitalista.
TEMAS ESCABROSOS
La historia, el drama, discurre entre gags y chistes
propios de la murga, con canciones propias y arreglos de viejos temas clásicos
de extraordinario gusto, un excelente vestuario y un hilo que va
desarrollándose a través de cuplés de sorprendente y creciente fuerza expresiva.
La mentira de la publicidad, los objetos de consumo, la
tecnología y la informatización global de las personas, se combinan con temas
como el abuso de los nombres extranjeros, el pastiche que componen los panchos
o el espionaje doméstico en Facebook; todo en un espectáculo de 2 horas que
mantiene en vilo al espectador.
Especial fuerza toma el discurso cuando se eleva contra los
dogmas (a los que compara con baldes sobre la cabeza) y en especial contra el
fundamentalismo, para lo cual no escatima críticas ni adjetivos.
Julio ha hecho de su discurso anti dogmas, su guerra contra
los bales, un asunto de dogmatismo fundamentalista.
EL DRAMA DE LA VIDA
La historia termina tal como se anuncia. El drama está en la
sociedad y las respuestas en la cabeza de cada uno y Julio, aquel joven que
nació en julio y que, debiendo haber sido Leo terminó siendo Virgo, pasará a ser una cara invisible y desconocida en un mundo que no repara más que en la anécdota
cotidiana.
Ni Tommy, ni The Who, ni rock and roll; La Catalina mostró
en Florida que la murga, siempre leal a sus formas y contenidos, tiene mucho
para dar. Sin caer en lugares comunes, sin la persistente retahíla para la
reafirmación de la autoestima y apelando a lo mejor de sí misma, de lo que la
tecnología ofrece (los efectos luminosos agregan una fuerza dramática
indiscutible) y de lo que la creatividad uruguaya tiene para dar.
La crítica social descarnada, a fondo, que nos pone de cara
ante las contradicciones y que, por momentos, nos señala severamente con el
dedo.
A.R.R.
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