Álvaro Riva Rey*
Este jueves a
mediodía renacerá el Coro Nacional de Niños del Sodre, una iniciativa del
director de proyectos especiales, Ariel Cazes, junto a la Fundación Sistema de
Orquestas Infantiles y Juveniles del Uruguay.
Allí habrá niños
de Florida. Niños que comenzaron a cantar en el coro local y que, luego de un
año de crecimiento personal y musical, lograron pasar las pruebas e ingresar a
este primer plantel, que dará origen al coro nacional.
El coro nacional,
pues, tendrá niños de Florida lo que, de algún modo, contribuye a romper con
aquello de que los programas nacionales están hechos para gente de Montevideo.
DESCENTRALIZACIÓN INVERSA
Esto ha costado.
Ha habido que trasladar niños a ensayos generales, que sólo pueden hacerse los
sábados por razones obvias. Ha costado horas de esfuerzo de personal que debió
acompañarlos y hacer posible, de este modo, que pudieran unirse a la tarea.
Desde el interior
no es lo mismo. Al interior, para ser parte de un programa nacional, le cuesta
esfuerzo personal, de niños, familias y funcionarios, y económico.
Hemos entendido,
no obstante, que es hora de dar pasos hacia ese país integrado: descentralizar
no es llevar cosas o espectáculos o artistas desde el centro hacia la
periferia, también es abrir las puertas del centro a nuestros artistas.
Hemos logrado, de
este modo, que jóvenes floridenses sean parte, pilar, base, de un coro nacional
de niños que a partir de este jueves comenzará a escribir una historia.
ORQUESTA Y CORO
Cuando en 2011,
va a hacer en agosto 5 años, ofrecimos
el primer concierto de la orquesta juvenil no teníamos claro el alcance de
aquel proyecto que iniciábamos, porque dependía, en gran parte, de la forma en
que Florida recibiera la idea.
Era de locos
pensar que Florida pudiera tener una orquesta sinfónica de jóvenes. Hoy la
tiene y el nivel académica que ha desarrollado es alto.
De este grupo han
nacido otros: el núcleo de Sarandí Grande, que crece, los ensambles, quintetos
y grupos musicales y, ahora, el coro, cuyo tamaño crece y, creemos, seguirá
creciendo.
Estamos llevando
adelante un movimiento musical sin precedentes que, este jueves, dará una
muestra de qué tan lejos puede llegar.
DE ATRÁS Y DE LEJOS
Para defender el
teatro que habría de demolerse en la década del ’50, mi abuelo don Alberto
Riva, edil del Partido Colorado, promovió la creación de un conservatorio, que
tendría sede en el mismo edificio del teatro.
Su proyecto
fracasó en la Junta. Florida no tuvo esa escuela de música ni tampoco tuvo
teatro, hasta que llegó el gobierno de facto y con él el Cnel. Donaldo Catalá.
Recién allí volvió a tener teatro, pues el otro había caído, lamentablemente, cediendo
a los pechazos del progreso.
La idea que mi
abuelo antes de que yo naciera recién está tomando forma, más de 60 años
después. Florida tiene hoy una escuela de música, una orquesta sinfónica –como
cualquier otra capital del mundo que se precie- y un coro de niños, que es el
semillero del canto lírico.
LAS COSAS A SU TIEMPO
No es poco motivo
de orgullo haber realizado un sueño que tenía décadas de encajonado y que
heredamos en paquetes bien conservados y por relato oral.
Mañana, cuando en
el hall del Auditorio Nacional “Dra. Adela Reta” –que ya se ha vuelto una casa
conocida para muchos de nuestros niños- se presente el coro nacional de niños y
los nuestros canten para el país entero, habremos dado un paso más en ese
camino trazado.
Las cosas justas,
como vemos, tardan pero llegan. Hace falta madurar y crecer y, en un país como
el nuestro, se procesan con pasmosa lentitud.
Por eso me
apresuraré a dejar planteado este sueño: Florida merece una sala auditorio, un
lugar especial para la música y el canto, donde pueda desarrollarse este mismo
conservatorio.
Tal vez algún día
sea. Ojalá así sea y ojalá no tengan que pasar 60 años.
*Periodista, director de Cultura.