Álvaro Riva Rey*
27/01/2016 - La Biblioteca Municipal
de Florida vive. Después del esfuerzo que hicimos por recuperar sus espacios,
después de la batalla que dimos para ello, hoy podemos decir satisfechos que
Florida tiene una biblioteca. La nuestra, la de Florida.
Ahora hay que empezar a
trabajar por los libros. La “Agenda 21 de la cultura”, un documento de
referencia para la elaboración de políticas culturales locales elaborado por el
primer Foro Universal de las Culturas, instruye acerca del tema. Para
satisfacer los “derechos culturales” considera que “existes estándares de
servicios mínimos para satisfacer servicios culturales básicos (por ejemplo,
número de bibliotecas/libros por habitantes)”.
SIN BIBLIOTECÓLOGO
En 2011 pretendimos crear
el cargo de bibliotecólogo, porque la Ley Nº 18.632 obliga a las bibliotecas a
estar a cargo de uno para formar parte del Sistema Nacional de Bibliotecas
Públicas, y fracasamos.
Ahora, debido a que ADEOM
Florida promueve una reestructura, hasta que no se forme una bipartita el tema
no volverá a discutirse, por lo que no hemos solicitado la creación del cargo.
Esto no nos ha detenido.
La Biblioteca Municipal de Florida avanza.
LOS TEMAS EN CARPETA
Este año debe ser el año
de la biblioteca.
Este año implementaremos
la instalación del PMB, software que promueve la Biblioteca Nacional para
colecciones y padrón de lectores, trabajamos por la creación del primer plan de
lectura al que hemos llamado “Ratón de Biblioteca”; intentaremos generar grupos
de “animadores de la lectura” (para la cual ya tenemos el compromiso de UNI 3);
crearemos la primera biblioteca infantil; haremos circular la biblioteca móvil;
abriremos los primeros infocentros (Espacios de Inclusión Digital de Antel);
seguiremos con el programa de compra de libros para Florida e interior; y
aplicaremos estrategias para captar lectores y apuntar a una meta de libros por
lector.
LO UNO CON LO OTRO
La división las
tecnologías de la comunicación -simplificados en “la computadora”- y el libro
han generado una falta competencia y una falsa dicotomía. Decía García Márquez
que “integramos las ciencias y las artes a la canasta familiar, no sigamos
amándolas como a dos hermanas enemigas”.
No es posible que
insistamos en que hay poner computadoras y enterrar los libros, porque es el
mundo del futuro. ¡Falso!
Hemos instalado
computadoras junto a los libros y esperamos que vivan en armonía, porque unos y
otros tienen su espacio y pueden compartir objetivos.
LA NUESTRA
Cuando comenzamos a
comprar novelas -y lo hicimos por consejo experto- no creíamos que empezaríamos
el proceso de construcción de una biblioteca, la nuestra, la de los
floridenses.
El préstamo de libros
para el hogar es una de las estrategias, la que está en marcha. Hay otras: las
charlas, las exposiciones, los talleres literarios, los clubes de lectores,
encuentros, debates, ferias, visitas de autores…
Habrá que insistir en
algunas y crear nuevas, para contagiar del bichito de la lectura. Asegura Elena
Gómez-Villalba Ballesteros que “lector no se nace, sino que se hace”.
El niño que se cría en un
ambiente donde se lee, lee y lo hace porque se le ha contagiado ese placer. Esa
es, en parte, nuestra tarea, que niños y jóvenes se enamoren de los libros y
sus contenidos.
CRECA DE LA GENTE
Este año será
imprescindible, entonces, acercar la biblioteca a la gente. Florida tiene que
ser parte de este proceso, tiene que sumarse. Ya veremos cómo.
No existe la biblioteca
ideal. En todo caso es aquella que hagamos entre todos, o entre los más posibles.
Acerca del educador, dice
Luis Bernardo Yepes, bibliotecólogo colombiano, que no puede esperar “que hagan
una biblioteca escolar de ensueño y se la doten de buenos materiales de lectura,
¡no! Ahora debe hacerlo él mismo, esas son las condiciones naturales actuales
de la cotidianeidad latinoamericana”.
Vale para todos. ¡A armar
nuestra propia biblioteca, la de Florida! Están invitados.
*Periodista, director de Cultura.
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